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jueves, 12 de julio de 2012

miércoles, 11 de julio de 2012

Un millón de atardeceres.

Sofía se paró justo cuando su vista divisaba todo el horizonte que rodeaba la playa. Sin darse cuenta su mirada quedó perdida en el rojizo cielo que en aquel momento decoraba el paisaje. Muchas preguntas llenaron su cabeza, al igual que un sin fin de recuerdos. Unos tras otros iban pasando por su memoria, sonriendo por cada uno de ellos. Decidió sentarse en un pequeño banco que allí había. Sin apartar la vista del cielo intentó buscar una respuesta al por qué ese precioso color que tenía. Recordó lo que su padre le había dicho de pequeña. Entonces supo cuál era la razón. El color del cielo depende de cómo esté situado el Sol. 

Al terminar todos aquellos recuerdos, con una pequeña sonrisa amarga, sólo pedía una cosa:
Tener un millón de atardeceres como aquel. 

martes, 10 de julio de 2012

Si lo piensas, es verdad.

Aquellas tardes de verano, cuando aún eras una pequeña personita que sólo dedicaba su tiempo a chapotear en el agua, intentando no hacerse daño con los manguitos, corriendo de arriba para abajo en el parque, teniendo cuidado de que los mayores no se tropezaran contigo. Pidiendo a los otros niños que si podías ser su amigo para jugar con ellos al fútbol, o a los cromos. Que eso de que te fueras a la cama a las doce de la noche para ti significaba muchísimo. Y que eras feliz con tan sólo poder jugar, con tus hermanos, tus primos, o contigo mismo.
Pero, ¿te das cuenta?. Fíjate cuáles eran nuestras preocupaciones cuando éramos pequeños; No hacernos daño con los manguitos, no tropezarnos con los mayores, preguntar que si podíamos ser amigo de alguien e irnos tarde a la cama.
Ahora las cosas han cambiado, no tememos hacernos daño con los manguitos. Tememos que nos hagan daño las personas que queremos. No nos da miedo tropezarnos con alguien mayor que nosotros, nos da miedo tropezarnos con la persona no indicada. Ahora no vamos preguntando si podemos ser amigo de alguien, lo que ocurre ahora es que tenemos que tener cuidado de quién hacernos verdaderos amigos.

Piénsalo, no estoy tan equivocada. O eso creo.

lunes, 9 de julio de 2012

Del uno al cuatro.

El tiempo vuela. Me doy cuenta de ello cuando me paro a pensar que ya han pasado cuatro meses desde que empezó todo. Desde que empezó esa nueva vida para mí. Esa vida que día a día voy compartiendo contigo. Y esa vida de la que merece la pena vivirla.
Si te paras a pensarlo han sido 122 días a tu lado. De los cuales no me arrepiento. Pese a que hayan habido días malos, también han habido días perfectos. Los que quiero que se queden siempre en nuestra memoria. 

A si que sólo pido una cosa. En vez de hacer la cuenta del uno al cuatro, que sea del uno al infinito. 

domingo, 8 de julio de 2012

Y mientras, la vida pasa.

Puede que nunca te hayas parado a pensar que mientras tú estás tranquilamente viendo la televisión, o pasando el rato frente al ordenador, hay millones y millones de personas que luchan por mantenerse en pie, por tener algo de comida. O que mientras tú estás en clase, maldiciendo a cada ser por tener que ir, hay otros niños que se mueren de ganas por tener, aunque sea,  una mínima educación.

Lo que sí está claro, es que mientras tú desaprovechas tu tiempo, muchas veces en cosas sin sentido, hay otros que luchan por poder contar lo que hicieron ayer.

sábado, 7 de julio de 2012

El tacto de tu piel.

Aunque no me lo pidas, podría pasarme horas y horas, incluso días, admirándote, acariciando tu piel con la yema de mis dedos, dedicando cada segundo de mi vida a ello, sonriendo por el simple hecho de que me fascinas. Dejando que mi mirada se clave en tus ojos, esos preciosos ojos marrones, que sin quererlo, me hablan de ti. Me susurran que te bese, o que no deje nunca de abrazarte. Al igual que me susurran eso tus labios. Pero ellos emanan un susurro constante para que los míos se acerquen y te besen.

Y es que aunque no me lo pidas, dedicaré mis segundos a recorrerte con mis manos, para no olvidar nunca el tacto de tu piel.

viernes, 6 de julio de 2012

No intentes buscar la perfección.

¿Crees que existe alguna fórmula para que el corazón nunca termine dolorido?
Yo creo que no. Sé que no. Porque si un corazón no sufre daños, pequeños o grandes, no sabe realmente lo que vale cada cosa. Lo que habita prácticamente la totalidad del corazón es el amor. Ese amor que como todos sabemos, no es perfecto. Tiene sus altibajos. Sus caídas. Sus remontadas. Y su alegría.
           Por mucho que quieras, no intentes buscar la perfección en algo que es realmente imperfecto.

jueves, 5 de julio de 2012

Después de la tormenta, viene la calma.

Pero no siempre. No siempre después de la tormenta viene la calma. Siempre puede quedarse por ahí perdido otro soplo fuerte de viento o unas cuantas gotas que no llegaron a tiempo. Hay veces que cuando más necesitas que todo esté bien, es cuando menos lo está. Por una cosa u otra, hacen que tu día a día se convierta en una prueba de obstáculos, obstáculos más duros de los que esperabas encontrarte, y más difíciles que aquellos que te habían enseñado a superar a lo largo de estos últimos años. Pero es en estos momentos cuando tienes que demostrar la fortaleza que llevas dentro e ir poco a poco y día a día, superando cada uno de esos obstáculos.

miércoles, 4 de julio de 2012

Pase lo que pase.

Siento como cada segundo que pasa se lleva un pedacito de mi corazón. Ese corazón que te pertenece a ti por completo. Pero también es ese al que estás dejando de lado. Ese que se muere de ganas por compartir el resto de la vida contigo, y ese al que tienes perdidamente enamorado. También es ese que en un segundo pierde toda la fuerza y la vitalidad necesaria para seguir luchando, porque no cree tener un buen resultado. Pero te aseguro que aunque no hayan fuerzas, las buscará, y luchará por ti.

martes, 3 de julio de 2012

Sentimientos de interior.

Hace tiempo que no dejo salir mis pensamientos ni mis sentimientos. Sé que se sienten reprimidos. Será porque intento ser fuerte, hacerme la fuerte. Pero nada de lo que hago me conviene. Siento cómo se acumulan en mi interior y eso termina pasando factura. Sinceramente no sé por que estoy siendo así. Nunca he sido tan dura conmigo misma. Y tengo que cambiarlo. Tengo que volver a quererme.