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jueves, 5 de julio de 2012
Después de la tormenta, viene la calma.
Pero no siempre. No siempre después de la tormenta viene la calma. Siempre puede quedarse por ahí perdido otro soplo fuerte de viento o unas cuantas gotas que no llegaron a tiempo. Hay veces que cuando más necesitas que todo esté bien, es cuando menos lo está. Por una cosa u otra, hacen que tu día a día se convierta en una prueba de obstáculos, obstáculos más duros de los que esperabas encontrarte, y más difíciles que aquellos que te habían enseñado a superar a lo largo de estos últimos años. Pero es en estos momentos cuando tienes que demostrar la fortaleza que llevas dentro e ir poco a poco y día a día, superando cada uno de esos obstáculos.
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